Cuando se habla de la historia del motociclismo en Estados Unidos, nombres como Harley-Davidson e Indian Motorcycles suelen monopolizar el protagonismo. No es para menos: ambas marcas han sido rivales históricos, símbolos culturales y pilares de la industria desde comienzos del siglo XX. Sin embargo, si retrocedemos aún más en el tiempo, descubrimos que la motocicleta más antigua de Estados Unidos no pertenece a ninguna de estas dos firmas legendarias, sino a una marca hoy prácticamente olvidada: Orient.
Harley-Davidson, Indian y una rivalidad legendaria
Harley-Davidson se fundó en 1903 y ha operado de forma continua desde entonces, algo excepcional en la industria. Indian Motorcycles, por su parte, nació incluso antes, pero sufrió largos periodos de inactividad tras 1953 y no se consolidó definitivamente hasta su adquisición por Polaris en 2011. Durante décadas, ambas marcas protagonizaron una de las rivalidades más intensas del mundo del motor, llegando incluso a competir en el contexto de conflictos bélicos internacionales.
Aun así, ninguna de ellas puede reclamar el título de la motocicleta más antigua fabricada en Estados Unidos.
El origen de Orient y Charles H. Metz
Para encontrar el verdadero origen del motociclismo estadounidense hay que remontarse a 1893, cuando Charles H. Metz fundó la Waltham Manufacturing Company en Massachusetts. En sus inicios, la empresa se dedicaba a la fabricación de bicicletas, un sector en plena expansión a finales del siglo XIX.
Metz, además de empresario, era un innovador incansable. Su compañía contaba incluso con un equipo de carreras ciclistas, para el cual diseñó una bicicleta tándem muy peculiar: el ciclista delantero dirigía el vehículo, mientras que el trasero controlaba un pequeño motor de gasolina que ayudaba a mantener el ritmo durante los entrenamientos. Aquella idea, pensada inicialmente como apoyo deportivo, encendió la chispa de algo mucho más grande.
El nacimiento de la motocicleta Orient-Aster
Tras experimentar con distintas configuraciones, Metz decidió acoplar un motor de combustión a una bicicleta reforzada de Waltham. El propulsor, conocido como Aster, era una copia del popular motor francés DeDion-Bouton. Así nació la Orient-Aster, considerada por muchos historiadores como la primera motocicleta producida en Estados Unidos.
En 1899, Metz comenzó a publicitar el vehículo y utilizó un término que marcaría época: “motocicleta”. Algunos expertos sostienen que esta pudo ser una de las primeras veces que se empleó oficialmente esa palabra para describir un vehículo de dos ruedas con motor.
El 31 de julio de 1900, Orient se presentó al gran público participando en lo que se considera la primera carrera de motocicletas organizada en EE. UU., celebrada en Boston. El resultado fue contundente: la Orient ganó la prueba, demostrando que aquel invento no solo era funcional, sino también competitivo.
Prestaciones avanzadas para su tiempo
La Orient-Aster contaba con un motor de 2 caballos de fuerza, un consumo cercano a las 80 millas por galón y una autonomía aproximada de 100 millas gracias a su depósito de cinco cuartos. Eran cifras sorprendentes para la época, aunque su precio no era tan accesible.
El modelo costaba 250 dólares, una suma elevada si se tiene en cuenta que el salario medio semanal de un trabajador manufacturero rondaba los 11 dólares. Aun así, Metz había sentado las bases de una nueva industria.
La salida de Metz y nuevos proyectos
En 1902, tras desacuerdos con los inversores, Charles H. Metz abandonó Waltham Manufacturing. Lejos de retirarse, continuó fabricando motocicletas por su cuenta y más tarde se asoció con otro fabricante para crear Marsh & Metz. Esta empresa pasó a la historia por desarrollar uno de los primeros motores V-twin, una configuración que hoy sigue siendo emblemática en muchas motocicletas.
A pesar de sus innovaciones, los problemas financieros fueron constantes y la compañía terminó desapareciendo entre 1913 y 1923, según registros históricos.
De las motos a los coches: una idea adelantada a su tiempo
Metz no se detuvo ahí. Posteriormente, volvió a colaborar con Waltham Manufacturing cuando la empresa intentó reconvertirse en fabricante de automóviles. Su idea fue tan ingeniosa como revolucionaria: vender coches en paquetes de piezas, permitiendo a los clientes comprarlos por partes y ensamblarlos en casa. Este sistema reducía costes y anticipaba, de algún modo, los actuales pagos a plazos.
Hoy, cuando el mercado del motor está dominado por nuevas formas de movilidad y compra, desde vehículos eléctricos hasta plataformas digitales, la visión de Metz resulta sorprendentemente actual. No es casualidad que muchos aficionados consulten portales especializados en compra y venta de vehículos históricos y modernos, como motocicletas y vehículos clásicos en venta
, para conocer cómo ha evolucionado la industria desde aquellos primeros experimentos.
Un legado poco conocido, pero fundamental
Aunque Orient no sobrevivió como marca y Charles H. Metz no goza del reconocimiento de otros pioneros, su contribución fue decisiva. Sin sus ideas, su espíritu innovador y su temprana “motocicleta”, el desarrollo del motociclismo en Estados Unidos habría sido muy distinto.
La historia demuestra que, antes de Harley-Davidson e Indian, ya existía un visionario dispuesto a reinventar la movilidad sobre dos ruedas. Y ese visionario se llamaba Charles H. Metz.

